Natación: deporte de élite, homosexualidad y política
Siendo deportista de élite hizo publica su homosexualidad, fue discrimando y hoy sale a flote a través de la política.
Una vez más es necesario hablar de discriminación en el deporte. Matthew Mitcham, nadador y oro olímpico con un récord histótico en Pekín, declaró su homosexualidad y se quedó sin patrocinadores, asegura.
Seguir al pie del cañón en un deporte minoritario como es la natación, es prácticamente imposible sin contar con el apoyo de empresas de su país que le ayuden a subvencionar.
No es la primera vez que el australiano pasaba por momentos duros, ya que en su adolescencia necesitó un retiro temporal del deporte por una depresión que le impidió sufrir la edad más dura de cualquier vida con normalidad.
Aún así volvió a volar sobre el agua para lograr el mayor logro de la historia olímipica de la natación de élite, ya que Mitcham hizo el mejor tiempo de todos los tiempos en su categoría. Lo peor estaba por llegar con su defensa a la libertad de sexual, de expresión y manifestación.
Después de declararse homosexual ha tenido que pasar una larga temporada desquiciado y discriminado. Sin embargo, y a pesar de que ni el gobierno australiano le ofreció en su momento recursos económicos para poder seguir entrenando en la élite, por fin el joven recibió la oferta de firmar un contrato con Telstra hace unas semanas, una operadora de telefonía australiana. "Mi intención es conseguir dedicarme al entrenamiento sin tener que preocuparme de pagar las facturas" afirmó entonces.
Pero no sería duradera esta manifestación. A sus 20 años toma el trampolín de la política. La Ministra de Salud de Australia, Nicola Roxon, le ha nombrado uno de los tres embajadores del gobierno de su país para la política de salud masculina. Además, y por si fuera poco, se dedicará también a la Administración Pública.

